Día Mundial de la Prevención del Suicidio: Agradecer a todos los peludos que salvan vidas

10/09/25

Cada 10 de septiembre se conmemora Día Mundial para la Prevención del Suicidio para crear conciencia y también para generar una acción colectiva que aborde este problema de salud pública.

Las mascotas también pueden ser el refugio de muchas personas para salir adelante.

Los humanos han estado en contacto con mascotas durante miles de años. A menudo formamos fuertes vínculos con nuestras mascotas, y se sabe que tener una mascota proporciona bienestar físico y emocional en niños, adolescentes y adultos 

Valerie Douglas, de la Universidad Estatal de Dakota del Norte, dirigió un equipo de investigadores en la exploración de lo que se conoce como la teoría interpersonal del suicidio. Se ha demostrado que el suicidio se predice por una serie de factores, incluida la depresión y los sentimientos de soledad. Esta teoría en particular establece que las personas tienen más probabilidades de querer suicidarse si se combinan tres factores: 1) un sentimiento de que no pertenecen; 2) la idea de que son una carga para los demás; y 3) una sensación de desesperanza de que estas condiciones nunca cambiarán.

Es posible que un perro mascota pueda influir y disminuir la fuerza de estos factores, ya que los dueños a menudo indican que su mascota les proporciona compañía en la forma de una criatura a la que amar. Eso significa que tener una mascota podría aumentar el sentido de pertenencia de una persona y, por lo tanto, reducir el deseo de suicidio. Además, cuidar a una mascota también puede afectar la percepción que uno tiene de ser una carga, ya que los dueños a menudo sienten responsabilidad y un sentido de propósito al cuidar a sus mascotas. Este sentido de responsabilidad y propósito puede aliviar la sensación de ser una carga y, por lo tanto, servir como un amortiguador contra los pensamientos suicidas.

¿Los perros mascota pueden reducir las tendencias suicidas?

En este estudio reciente, los investigadores evaluaron a 269 participantes, 187 que indicaron que tenían mascotas y 87 que no eran dueños de mascotas. Cada participante llenó cuatro inventarios diferentes: uno medía los sentimientos de pertenencia y la percepción de ser una carga; dos observaron la naturaleza y la fuerza de su apego a su mascota; y el último analizó su predisposición a comportamientos suicidas.