PARA VERDADES EL TIEMPO, columna Marcela Hernando

Durante mi experiencia parlamentaria he ejercido mi rol fiscalizador con especial preocupación sobre los actos de las entidades públicas, en general y en particular las ocurridas en nuestra región.
Algunas de ellas son conocidas a nivel nacional y tuvieron consecuencias inmediatas. Cabe recordar la remoción por parte del Presidente de la República de la ex subsecretaria de Bienes Nacionales, que prometía terrenos a cambio de la afiliación a un partido político en formación.
Cuando alguien confía en mi para hacer una denuncia el problema más serio suele ser el excesivo tiempo que se toman algunas entidades en la investigación de los casos, por eso, el título de esta columna y mi deseo que la persona que aportó los datos iniciales sienta que se está logrando algo de justicia.
Hace pocos días la Contraloría General de la República me hizo llegar el informe final Nº1.621 del 29 de julio de 2021, sobre mi denuncia de abandono de varios cadáveres en el antiguo edificio del Hospital Carlos Cisterna de Calama y otras irregularidades.
Quisiera recordarles que en un acto a lo menos “aventurado”, el 01 de enero de 2020, desde la dirección de la época del hospital, emitieron un comunicado de prensa en que señalaban, “Queremos señalar que desde que se realizó el traslado a las nuevas dependencias de este centro de salud, se cumplieron con diversos protocolos a través de fiscalizaciones sanitarias, generadas por parte de la SEREMI de salud, en dos ocasiones; este ente regulador pidió solucionar algunos requerimientos a las normas de salud establecidas en el país en áreas del antigua construcción, pero en ningún caso se señaló que se haya encontrado cadáveres y restos fetales”.
¿Qué dijo Contraloría?, que “mediante correo electrónico de 5 de julio de 2021, don Mario Erazo Astudillo, proporcionó un documento sin número emitido por la jefatura pertinente del Hospital, en el cual informa que con fecha 15 de febrero de 2019, fueron trasladados los cadáveres y restos óseos que permanecían en la morgue del ex hospital a las nuevas dependencias del recinto”, es decir, sí abandonaron cadáveres, por casi 6 meses en el antiguo Hospital, el que cerró sus puertas el 03 de agosto del 2018.
Al “acto aventurado”, habría que agregar, “desafortunado”. Las denuncias “al voleo”, no son parte del perfil de ésta congresista, soy una protectora de la “Fe Pública”, aquella que se ha dañado durante los últimos días; en éste caso, el desmentido a la versión del hospital, vino de una de las pocas instituciones que aún tiene credibilidad en Chile. Toda esta situación me confirma el viejo refrán, “para verdades, el tiempo, y para justicia, Dios”, aunque a él o ella, no lo o la metería en esto.